Vocaciones Específicas

Muchas veces creemos que cuando hablamos de vocación solo nos referimos a aquellos que han optado por ser sacerdotes o religiosos, esta es la idea antigua y reducida del término; sin embargo, ya de un tiempo para acá, el término vocación es referido a todas las formas de vida en las que los hombres y las mujeres podemos desarrollarnos y servir a los demás. De este modo podemos afirmar que, “todos tenemos vocación” y es tarea personal el descubrirla, acogerla y realizarla. De esta manera la fidelidad a tu opción de vida tendrá mucho que ver con el estar en el camino que Dios te propone y que cada uno de nosotros hemos abrazado.

Sea cual sea tu decisión, tu opción de vida, todas las vocaciones responden a un solo camino: “El seguimiento de Cristo”.

Todos hemos sido llamados por Dios de un modo concreto para vivirlo y dar fruto, dar testimonio de nuestra fe, siempre con alegría del corazón. La vocación es un misterio que los hombres debemos de acoger y vivir en lo más íntimo de nuestro ser, implica libertad y jamás podremos comprenderla del todo, siempre será eso, un misterio. Experimentar la propia vocación y descubrirla es cosa del Espíritu Santo, que al mismo tiempo que nos hace ver nuestra fragilidad humana, a la vez, enciende en cada uno el ardor del corazón por servir al otro.

Existen en la Iglesia tres maneras concretas de hacer este seguimiento de Cristo, ninguna mejor que la otra, todas de igual dignidad y todas llevan a Dios, veámosla:

¿Con cuál te identificas más?