Preguntas más frecuentes

En verdad, tú mismo lo sientes en tu corazón. Muchas veces lo puedes tener todo: familia, novia, estudio, trabajo, dinero, un futuro que se proyecta estable, etc. pero NO ERES FELIZ, sientes que te falta algo… El hecho mismo de buscar algo más, puede ser un signo de que Dios te está haciendo una invitación para estar con Él.
Es cierto que en muchos de nuestros hogares no hay la confianza para hablar abiertamente de lo que sentimos; sin embargo, Dios te indicará el momento preciso para poder expresarlo. No es conveniente que busques a Dios a escondidas de la gente que te ama. Pide en tu oración la fortaleza y las palabras indicadas para poder comunicarlo. Esto hará que tú te sientas más tranquilo y más libre de tomar una decisión.
Primeramente tomarlo con calma; es muy común que al principio los papás se opongan a tu inquietud, esto porque ellos vislumbran un futuro para ti mucho más próspero que el servicio desinteresado por los demás. Dales tiempo a que lo asimilen, ora a Dios y busca la ayuda en tu acompañante vocacional. Al final del día esta es una decisión tuya y de nadie más. Recuerda que en la manera que te vean convencido de lo que quieres es como ellos podrán apoyarte o seguirse oponiendo.
Claro que no, tener novia en tu juventud es algo normal y en algunos casos necesario para que sepas discernir tu propia vocación. El noviazgo es como el asomarse a la vida matrimonial; no tengas miedo a vivirlo a plenitud y con respeto por la otra persona; pero si tu intención mira a una vida de consagración, es justo que seas honesto con ella y le digas de tu inquietud. Ver si Dios te llama a una vida célibe, implica el experimentarla ya desde el proceso vocacional. Es conveniente que si quieres descubrir si Dios te está llamando a la vida consagrada, no tengas ningún otro lazo afectivo con nadie más, para que le entregues a Dios todo tu amor.
Busca al promotor local de vocaciones en el convento más cercano a ti. Él te atenderá y te dirá los pasos a seguir y los días en se reunirán para ir acompañándote en tu proceso de discernimiento vocacional. No necesitas otra cosa sino tu interés por descubrir lo que Dios quiere de ti.
Querido joven, el equivocarnos en nuestras decisiones es parte de vivir a plenitud nuestra existencia. Somos humanos, y todos nos equivocamos. El proceso te ayudará precisamente a que veas si verdaderamente Dios te llama a su seguimiento en esta forma de vida. Sólo quien se arriesga con fe podrá descubrir los designios de Dios. No tengas miedo a equivocarte, porque este temor te paralizará ante todo lo que hagas en tu vida y tus sueños se verán truncados.
Vivir el Proceso Vocacional no es para convencerte de que optes por nuestra forma de vida. Un verdadero acompañamiento te dará las herramientas para que tú mismo lo vayas descubriendo poco a poco. El carisma no se impone ni se enseña, ese ya se trae junto a tu llamado vocacional. El acompañante te ayudará a sacar de tu corazón lo que ya Dios ha puesto en el.